¡Derribando Los Muros en tu Vida!
Josué 6:1
INTRODUCCION
La conquista de Israel de esta poderosa ciudad es una ilustración de varias verdades espirituales prácticas:
1) Es la fe la que se sobrepone a los obstáculos, (Hebreos 11.30 y 1 Juan 5.4;)
2) Las armas que usamos son espirituales, (2 Corintios 10.4)
3) Cristo es el vencedor y podemos confiar en Él completamente, (Juan 16.33.)
Los cristianos se enfrentan a muchos «Jericós» en la vida diaria y a menudo se sienten tentados a darse por vencidos, como los espías lo hicieron en Cades . Pero ninguna muralla es demasiado fuerte para el Señor. ¡Por fe ganamos la victoria y nos posesionamos de la herencia!
• Hay muros que nos detienen de conseguir las bendiciones de Dios.
• Bendiciones que están tan cercas y al mismo tiempo parecen estar tan lejos.
• Muros que el enemigo ha construido para mantenernos en el desierto.
• ¡Muros que hoy necesitan derrumbarse!
I. Y aun en medio de tus luchas él se ha glorificado
• Fue en el desierto que Moisés recibió la revelación para escribir los primeros cinco libros de la Biblia.
• Fue en el desierto donde Moisés recibe la Ley de mano de Dios.
• Fue en el desierto donde Moisés vio las Espaldas de Dios.
• Ha sido en tu desierto donde él ha quebrantado tu espíritu, donde tú has aprendido a depender de Él.
• Recuerda que al igual que Israel fue la mano de Dios quien te saco de Egipto.
• Fue Dios quien dividió las aguas. El que te abrió la puerta, el que te dio la oportunidad para que vinieras a Él. Es el Santo Espíritu de Dios quien te ha guiado en tu desierto.
• Aun en tu rebeldía te cubre con una nube y te alumbra con columna de fuego.
• Ha sido Jehová Jireh quien te ha dado mana del cielo y ha mantenido tu espíritu vivo.
• Ha sido Jehová en que tus momentos de mayor desesperación ha sacado agua viva aun de una roca para que esos ríos de agua viva continúen corriendo por tu ser.
II. La batalla de Jericó no es ninguna guerra carnal; es una guerra entre Dios y Satanás.
La ciudad de Jericó, construida miles de años antes de que naciera Josué, era una de las ciudades más antiguas del mundo. En algunas partes tenía muros fortificados que medían hasta 7.50 m de alto y 6 m de ancho. Los soldados que montaban guardia encima de los muros podían observar muchos kilómetros a la redonda. Jericó era un símbolo de poder y fuerza militar, y los cananeos la consideraban invencible.
III. Llega el día en que los muros de Jericó tienen que caer.
• No importa cuán fuerte esos muros que impiden tu bendición luzcan, estos se van a caer.
• Esta es la voluntad de tu Dios desde el comienzo.
• Dios quiso derrumbar estos muros y darle a Israel la victoria desde el principio. La demora vino a causa del que el pueblo de Israel no siguió sus instrucciones.
• Entiende esto, tú eres el fruto de su victoria.
• Muchas veces lo único que esta impidiendo la victoria eres tú, al igual que Israel fue quien detuvo la victoria por tanto tiempo.
• Los demonios te temen y tú ni lo sabes. Josué 5 :1
Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron como Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel.
Fíjate, el pueblo de Israel que estaba tan preocupado de los que sus enemigos le podían hacer a ellos y estos estaban temblando por causa de Israel. Tú andas tan temeroso, y tan preocupado cuando son tus enemigos los que andan temblando porque saben que eres un hijo del Dios viviente y que tu Padre es todopoderoso.
IV. Instrucciones para la victoria.
• Los hombres armados debían encabezar la procesión (vv. 3, 7), siguiéndoles siete sacerdotes con trompetas (v. 4). El arca debía venir luego (vv. 4, 7) y después el resto del pueblo cerraba la procesión (v. 9). La procesión debía marchar alrededor de Jericó una vez durante seis días en absoluto *silencio excepto por las trompetas sonando (v. 10). El séptimo día debían marchar alrededor siete veces (lo que hacía un total de trece marchas) y en la séptima marcha debían tocar las trompetas y gritar. ¡Qué extraño plan para librar una guerra! Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y Él usa lo que el mundo llama «necio» para confundir a los poderosos
(1 Co 1.26–31).Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
*V: 10 El silencio de la incredulidad/ CONFESIÓN DE FE. Muchos pasajes en la Palabra de Dios nos instruyen a «esperar en Dios», a estar quietos y callados en su presencia (Moisés, Éx 14.13, 14; Josafat, 2 Cr 20.15–17; David, Sal 37.7, 8).
En este versículo, Josué manda a los hijos de Israel que mantengan silencio mientras caminan alrededor de la ciudad de Jericó. No cabe duda de que Josué guardaba el recuerdo de que los 40 años de castigo en el desierto se debieron a la murmuración incrédula del pueblo. En esa ocasión, los espías regresaron con un reporte motivado por lo que la gente ve cuando no está inspirada por el Espíritu Santo. Su destino quedó sellado cuando pusieron en duda la capacidad de su pueblo para tomar la tierra prometida.
Ej.: Zacarías Lc.1: 20; 62-64 (si no puedes articular palabras de fe, aunque sea por señas…)
Con estas lecciones históricas en mente, la directriz de Josué sobre mantenerse en silencio constituye una advertencia para nosotros. Cuando confrontes grandes retos, no permitas que tus labios pronuncien palabras incrédulas. No te atrevas a pronunciar palabras desmoralizadoras. ¡Las palabras pueden atar y desatar, de ahí la orden de guardar silencio! Tras escuchar el grito triunfal (6.20), se verá la salvación del Señor.
No podemos decidir lo que vemos o escuchamos, pero la renuncia a manifestar duda o temor inclinará nuestros corazones hacia lo que Dios puede hacer (véase Pr 30.32).
• ¿Por qué le dio el Señor a Josué todas estas instrucciones complicadas para la batalla? Hay varias respuestas posibles:
1. Dios quería asegurar que fuera claro e innegable que la batalla dependería de Él, y no de las armas o destrezas de Israel. Por eso los sacerdotes que llevaban el arca iban delante de los israelitas a la batalla, y no los soldados.
2. El método de Dios de tomar la ciudad aumentó el terror que ya se sentía en Jericó (2.9).
3. Esta extraña maniobra militar fue una prueba de la fe de los israelitas y su disposición a seguir a Dios plenamente.
• El soldado que quiere luchar en la mejor forma debe postrarse al máximo antes de la batalla (5.13–15). No puede haber victoria para el Señor en público a menos que experimentemos adoración al Señor en privado. Josué se postró sobre su rostro en adoración; se quitó su calzado en humildad; y le entregó sus planes a su Comandante al decir: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?»
Ganamos nuestras batallas sobre nuestras rodillas y postrados ante el Señor.
• Cuando seguimos los métodos de Dios, Él gana la batalla y recibe la gloria.
Es por eso que Él usa «métodos necios». Cuando usamos nuestros propios esquemas y sistemas, tal vez consigamos la gloria pero la victoria nunca dura.
• La incredulidad mira a las murallas y a los gigantes, pero la fe mira al Señor.
«Obstáculos son aquellas cosas horrendas que vemos cuando apartamos nuestros ojos de la meta». Y, pudiéramos añadir, cuando apartamos nuestros ojos de nuestro Señor.
V. La conquista de la ciudad (6.6–25)
Es fácil ver por qué Israel salió victorioso sobre el enemigo:
A. Obedecieron a sus líderes.
El pueblo escuchó con respeto la Palabra de Dios de sus líderes y obedeció lo que Dios ordenó. Manifestaron unidad, cooperación y un solo sentir en las filas; y Dios les dio la victoria.
B. Tuvieron paciencia y fe.
¿Podía Dios entregar la ciudad a Josué en el primer día? ¡Sin duda! Pero el requisito de seis días de marcha fue un gran medio de disciplina para la nación. La fe y la paciencia van juntas (Heb 6.11–15).
C. Confiaron en Dios para lo imposible.
¿Quién ha oído de tomar una ciudad usando gritos y trompetas como armas? Pero el arca (representando la presencia de Cristo) estaba con ellos y esto quería decir que Dios haría la obra. Con Dios, todas las cosas son posibles. Véase Jeremías 33.3.
D. Obedecieron a Dios en cada detalle (vv. 17–25).
Cierro dejándote estas palabras:
12 Y Josué se levanto de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová. 13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente. 14 Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días. 15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. 16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.
Tomo siete días de obediencia, pero la obediencia a Dios produjo como resultado una victoria que parecía imposible. Hay poder cuando te decides a seguir el consejo de Dios para tu vida. Un corazón humilde él no lo despreciara.
¡Hoy es el día de tu victoria!
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